A través de la reapropiación y la repetición del estigmatizado término zorra, se propone la normalización y el empoderamiento del término como propuesta política y vital.

En Zorras, el uso tanto de mujeres como de hombres cisgénero supone la ampliación del conflicto más allá del sometimiento de un género biológico frente a otro, ya que además de la idea de sexo y género, amplía el campo de actuación a las prácticas sexuales y la orientación del deseo. Es decir, se cuestiona qué tipo de prácticas están bien valoradas socialmente, cuáles no y quién puede, y quién no, llevarlas a cabo. Al asignar el mismo término (considerado del todo peyorativo y restringido a la denominación de determinadas mujeres) tanto a mujeres cis como a hombres cis se acentúan las prácticas por encima del género.

El lenguaje aparece representado a través de los dos canales de la comunicación: el verbal y el escrito. De este modo, la utilización del neón como elemento narrativo y literal del lenguaje apoya a la narración verbal. Además de ser un elemento visual, partícipe en la composición, es el elemento que marca el ritmo a nivel formal.

Dirección y montaje: Garazi Lara Icaza
Producción: José Velasco Lenz
Zorras: Lorenzo, Carmonhidrato, Gonzalo, Viola, Vaqno